
Por: Alejandro Carrillo.
EdoMéx.-El pueblo de Allende, a 60 kilómetros de la frontera de México con Estados Unidos. Fue testigo de una masacre que aún no se olvida, misma que es narrada por Netflix en la serie “Somos”.
“Es la primera serie que aborda la violencia del narcotráfico desde la perspectiva de las víctimas”, quienes cuentan que la masacre fue tan brutal que ni siquiera hay a la fecha claridad sobre el número real de víctimas.
En una entrevista a miembros de la familia LeBarón en el programa del periodista Carlos Loret de Mola en la cadena Latinus, Bryan y Adrián LeBarón hicieron referencia a esta serie, señalando que trás el asesinato del ex procurador y candidato en Cajeme, Sonora Abel Murieta, la realidad que se vive en algunas regiones del país queda reflejada en esta serie.
Incluso, los LeBarón señalaron que en otras partes del mundo episodios como el sucedido con la ejecución de 14 menores y 3 mujeres de la familia en el municipio de Bavispe, así como lo sucedido en Allende son muestra de que el Narco ya adoptó el perfil de terroristas.
Además señalaron, que en otros países aún sin la apertura formal de la justicia estadounidense. Deberían de catalogar los hechos como Narco-Terrorismo y sin duda se debiera de dar la colaboración internacional para atender estos crímenes de lesa humanidad que no pueden quedar impunes por un pacto de “Abrazos y no Balazos” del gobierno federal.
La investigación en la que basa “Somos” se centra en la desaparición de 26 personas entre las 19:00 del viernes 18 de marzo de 2011 dónde al menos 60 sicarios del cartel deLos Zetas derribaron con una camioneta el portón principal del rancho de “Los Garza” en el municipio de Allende.
En las siguientes 48 horas desaparecerían 42 personas, o pudieron haber sido 300. el expediente de la Fiscalía sólo tiene información sobre 42 desaparecidos entre enero de 2011 y agosto de 2012.
La ciudad de Piedras Negras, en la frontera con Texas, se había convertido en un enclave esencial para el narcotráfico y desde allí Los Zetas controlaban lo que ocurría en Allende, 60 kilómetros al sur.
Los hermanos Miguel Ángel Treviño Morales (el Z40) y Omar Treviño Morales (el Z42), exlíderes de Los Zetas ahora detenidos, pensaban que había tres traidores a su organización que estaban colaborando con las autoridades en Estados Unidos de la DEA y se habían llevado hasta US$10 millones en ganancias por la venta de drogas.
El principal era Alfonso Poncho Cuéllar, quien tenía como empleados a Héctor “El Negro” Moreno y Luis “La Güiche” Garza; este último residente de Allende, y “para castigar su deslealtad”, explican los investigadores, “Los Zetas ocuparon el poblado” ese fin de semana del horror.
El resultado: desaparecieron a 26 personas, 20 familiares y allegados de Garza, tres amigos de Cuéllar y dos trabajadores de Héctor, y destruyeron 32 casas y dos ranchos, “Los Garza” y “Los Tres hermanos”.
El ataque de Los Zetas evidencia la colusión con las autoridades locales, pues 20 agentes de la policía municipal fueron instruidos para “no salir a patrullar, ni responder a los llamados de auxilio que se presentaran” y “levantar a cualquiera de apellido Garza” para entregarlo al grupo criminal.
El día que empezó todo en marzo de 2011 entraron a balazos y agarrando a quien se encontraba en el lugar, incluyendo cuatro mujeres de edad avanzada y dos niños. Y el domingo llegaron a la casa de un Garza, donde capturaron a un hombre, su esposa y un hijo menor de edad.
Los Zetas los metieron a una patrulla policial para trasladarlos a uno de los ranchos donde fueron llevando a más personas durante el fin de semana. El domingo por la noche llegó el final. Los sacaron de allí para ejecutarlos.
“Somos”, es sin duda un espejo de la realidad de nuestro país en dónde ciertas regiones el narcotráfico se encuentra coludido con las instituciones dejando en total estado de indefensión a la población, como en el caso de los crímenes de la familia LeBarón y la reciente masacre ocurrida en Fresnillo Zacatecas el 25 de junio de 2021.