Opinión
Desde el inicio de la epidemia de Covid-19 en nuestro país se habló de que el gobierno federal estaba rebasado, en reiteradas ocasiones se dió a conocer que las medidas de distanciamiento social fueron puestas en marcha a destiempo.
Se realizó un cálculo erróneo respecto del plan del gobierno para evitar la propagación de la enfermedad, intentando alargar el impacto económico más que iniciar las medidas de aislamiento de la enfermedad.
La OMS público en su sitio que México estaba en la fase 2 por ello el gobierno federal, la decreta cuestión harto conveniente, sabiendo que no se habrían hecho pruebas en el país para rastrear el comportamiento de los contagios.
En ese momento el El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell adelantó que por haber anticipado dos semanas antes las medidas generales, podrían doblar la curva, y así tener menor transmisión.
Sin embargo, no se anticipo la compra de insumos para los médicos de los hospitales públicos, tampoco se compraron las pruebas para detectar el Covid-19 en las fronteras, puertos y aeropuertos.
Tampoco se anticipó el avancé de la enfermedad de forma local, mucho menos se previno que tras la cancelación del seguro popular el Insabi todavía no estaría en condiciones de articular los mecanismos de atención a los posibles contagiados y menos aún a los médicos del sistema de salud pública en las 32 entidades federativas.
Tras la declaratoria de emergencia sanitaria, múltiples voces llamaban a evitar el colapso económico mediante un plan económico que preservara los empleos y la inercia de crecimiento que se venía dando desde el sexenio pasado.
Tras el informe cuatrimestral del domingo en Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador, envía un claro mensaje por lo que no se dijo.
Se esperaban medidas económicas que pudieran traer beneficios fiscales a las empresas para evitar los despidos, también se esperaban decisiones fuertes, para mantener el tipo de cambio y acciones de gran colaboración con los empresarios para dibujar la ruta de la recuperación.
Se esperaba que AMLO realizará una gran convocatoria a la unidad, para sumar a todos en la reconstrucción, además se esperaba que el domingo por fin diera luz a los gobiernos estatales para el manejo en materia de salud, de forma transitoria.
Hoy, la contingencia se torna destructiva para la cuarta transformación, pues la falta de acciónes contundentes para atender la emergencia sanitaria, van de la mano de la desicion de desaparecer los fideicomisos públicos.
También se colapsa, por la falta de un criterio político qué permita sumar a todos los actores políticos y sociales para dar vuelta a la contingencia, y por qué la falta de recursos públicos es notoria.
Mucho se ha hablado de las críticas que el hoy Presidente realizaba a los gobiernos pasados cuando se daban eventos como huracanes, temblores e incluso la influenza H1N1.
Hoy, se abren los espacios para la sociedad organizada, para los empresarios y para los gobiernos locales, para realizar acciónes contundentes que hagan que el presidente Andrés Manuel López Obrador, se sume a la reconciliación y la solidaridad de México ante el Coronavirus.