Opinión
Por Redacción.
En redes sociales se convoca, desde hace días, a una marcha para protestar contra los nulos resultados que en materia de seguridad ha ofrecido el gobierno federal. La marcha está convocada para el próximo 5 de mayo.
Todo parece un déjá vu, es decir la repetición de un suceso que se dio el 27 de junio de 2007, cuando miles de personas realizaron la “Gran Marcha Blanca” en protesta a inseguridad que prevalecía en el antes Distrito Federal. En aquel entonces López Obrador, quien fungía como Jefe de Gobierno de la capital de la República, hizo caso nulo a la manifestación de miles de capitalinos y argumento lo mismo de siempre.
Las cada vez más numerosas y violentas críticas a su peculiar forma de gobernar presagian que la luna de miel con el electorado que lo encumbró concluyó. ¿Será que estamos ante el inicio de la desilusión y que la venda en los ojos de miles de mexicanos que depositaron su confianza en él se está diluyendo?
Podrá acusarse que AMLO es víctima de una campaña mediática o de los grupos la derecha que aprovechan cualquier oportunidad para echarle en cara y magnificar los sucesos que afectan su gobierno, pero lo realmente cierto es que desde que tomó el poder los resultados en materia de seguridad son catastróficos, pues no hay día en que no se presenten arteros asesinatos a lo largo y ancho de la República Mexicana, además del desbordamiento de la delincuencia en todas sus modalidades.
Lo realmente preocupante es que el presidente no cambie su discurso y siga con el argumento de que la culpa es de los gobiernos anteriores “que le dejaron un cochinero”.
La pregunta es: ¿Hasta cuándo asumirá su responsabilidad y cumplirá su promesa de campaña de erradicar la violencia en nuestro país?
Esperemos que, por el bien de todos, asuma su responsabilidad como presidente y deje de buscar culpas en el pasado. En caso de que las haya le corresponde actuar en consecuencia y fincar las responsabilidades que correspondan ante las instancias judiciales para que los responsables reciban el castigo que merecen.
“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”.