
Editorial
México puede ser reino de los ciegos, pero nunca de los juniors…
El expresidente de México se encuentra en su auto exilio tras un paso ciclónico por la política mexicana, “El Necio“, su cancion favorita composición del músico cubano Silvio Rodríguez, lo inspiró para que después de tres campañas presidenciales, alcanzara el máximo cargo público al que puede aspirar un mexicano.
Andrés Manuel López Obrador es un Animal político y resulta innegable que transformó los alcances como presidente de México, tras el arrasador triunfo de 2018 y con 200 pesos en la cartera, era aplaudido por multitudes aún cuando hizo de México un país de “Abrazos no Balazos”.
AMLO, fue quizás el mayor parteaguas de una figura pública de la historia reciente, su relación de cercanía con el pueblo, su resiliencia lo hizo caminar varias veces por el país, y conseguir el favor de la ciudadanía prometiendo “La Cuarta Transformación de la vida pública del país”.
Andrés Manuel, rompió paradigmas con su traje de talla grande y sus dichos populares, eclipsó la vida publica con un olfato político que marcó la agenda del sexenio con las mañaneras al frente del gobierno, incluso en la pandemia hizó creer a la ciudadanía que no era necesario el cubrebocas y que un “Detente“, (imagen Religiosa) podría evitar el contagio del virus COVID 19.
López Obrador, confirmó que la autenticidad de un mexicano de origen étnico daría otra dimensión al poder acostumbrados al traje de diseñador y el olor a titulos en economía por universidades extranjeras.
El tabasqueño de acento pausado, pudo conseguir una votación historica en 2018 que fue consagrada con una ceremonia prehispánica de los pueblos originarios para otorgarle el bastón de mando del pueblo en un zócalo lleno.
AMLO, construyó un partido político (Morena), después de su salida del gobierno de la CDMX librando una acusación de desafuero de la que salió avante aún con la consigna del ex presidente Fox para detenerlo en sus aspiraciones políticas.
Andrés, recibió la oportunidad de sustentar un nuevo régimen político a partir de constitucionalizar los programas sociales y de dilapidar todos los logros de los gobiernos del PRI y el PAN, es más pudo articular un vocablo que agrupó a la oposición y los denominó moralmente derrotados “El PRIAN”.
Militarizó al país, creando la guardia nacional, y ocupó a la SEDENA para construir las obras del sexenio dotando de recursos económicos históricos a los militares, trajo de regreso al ex secretario de la defensa Salvador Cienfuegos detenido en EUA por supuestas acusaciónes de vínculos con el narcotrafico.
López Obrador, construyó un país guiado por su intuición e inteligencia política, contrajo las reacciones de los gobiernos estatales, logrando cooptar a gobernadores priistas y panistas para entregarle a Morena la mayoría Estados del país.
Andrés, logró construir sus triunfos basado en una narrativa consistente y aunque estuviera en el peor de los escenarios, creo un manual para negarlo todo y desviar la atención ante los fracasos evidentes (yo tengo otros datos).
Rechazó la residencia oficial de los pinos, vendió y rifó el Avión Presidencial, quitó los fideicomisos, acabó en teoría con el Estado Mayor presidencial, cobró impuestos a empresas que eran impensables, acabó con el monopolio de la información en los medios de comunicación del Status Quo mexicano con las benditas redes e Influencers a modo.
En fin Andrés fue un gigante que logró nombrar a su sucesora, con una liturgia propia al escoger a su corcholata, sin duda uno de sus tropiezos más evidentes fue la complacencia hacia sus hijos, eso al igual que Martha Sahagún lo pondría en la historia como su principal banalidad.
Andy, por su parte pretende ser la segunda temporada de AMLO, pidiendo que no lo llamen como lo llama su papá, sin embargo inicia su camino político al frente de la secretaría de organización de Morena, pretendiendo asegurar que la ciudadanía por “pura asociación”, se mimetize y le brinde el respaldo que construyó su padre tras años de marometas políticas con su nombre.
La historia de Andy, es la de uno de los tres primeros hijos del expresidente, huérfano de madre y apapachado por la inercia de la clase política, agraciado por los contratos en el sexenio pasado y ungido como el heredero político del tabasqueño.
Andy, (el de enmedio), fue ligado a Amilcar Olan, con la compra de basalto para el Tren Maya, contratos en Pemex y en la adquisición de insumos médicos en la gestión de la morenista Mara Lezama en Quintana Roo, según bastos reportajes de Latinus.
Andy, no sufrió el embate de ser oposición, a Andy no fue descubierto por Cuahutémoc Cardenas para traerlo de Tabasco a vivir a la CDMX, Andy no ha llenado el zócalo ni una sola vez, (por ejemplo) ni ha luchado por ser honesto, ni valiente.
Andy, no podría conseguir a pesar de la oposición un lugar en la historia, porque aunque pudiera ser absurda la comparación no cualquiera puede ser Peña Nieto, por más meticuloso que fuera el manejo de su imagen pública.
“El cambio verdadero, y el peligro para México“, pasaron una sola vez en la historia, para adelante se nota como un espejismo una sucesión consanguínea ante el escenario de poco crecimiento económico, la crisis con EUA y las posibles acusaciónes por vínculos con el crimen organizado de miembros de Morena por agencias americanas.
El espejismo de una sucesión transexenal por un vínculo sanguíneo, nunca ha prosperado en México, los héroes son reconocidos en la historia y sus hijos fueron desterrados o acusados de traición, o ignorados tras disfrutar de la riqueza presidencial, ahí está la historia, de la descendencia desterrada a España del emperador Moctezuma, Juan Nepomuceno hijo de Morelos quien huyó a París acusado de traición tras apoyar la llegada del emperador Maximiliano de Hamburgo, y Benito Juárez Maza quien fue protegido de Porfirio Díaz siempre a la sombra del nombre de su padre.
En contraste ni los Cárdenas, ni los Alemán, ni los Díaz Ordaz, ni los Echeverría Zuno, ni los López Portillo, Ni los De La Madrid, ni los Salinas, ni los Zedillo, ni los Fox, ni los Calderón, ni los Peña, tienen o tuvieron la necesidad de abanderar una segunda oportunidad para presidir el país del águila devorando una serpiente, a lo más alcanzaron una gubernatura.
Por lo tanto, México puede ser reino de los ciegos, pero nunca de los juniors.
