
**Necesarios protocolos para que la población pueda salvaguardar su vida y patrimonio.
**La CDMX y EdoMéx no se encuentran preparados ante estos fenómenos climáticos.
**El efecto Islas de calor puede elevar la temperatura en zonas urbanas hasta 10°C más que en áreas rurales, lo que modifica los patrones de precipitación.
Por: Alejandro Carrillo
Valle de México.-La tromba —término popular para referirse a lluvias intensas súbitas— del lunes 2 de junio en la Ciudad de México y el Estado de México dejó una de las precipitaciones más intensas de los últimos años.
En pocas horas cayeron más de 10 millones de metros cúbicos de agua —el equivalente a llenar una presa como la Madín —, provocando la suspensión del servicio en la Línea A del Metro, más de 50 puntos de inundación y afectaciones en más de 600 viviendas, según el observatorio hidrológico del instituto de ingeniería de la UNAM.
Más allá de la emergencia inmediata, este tipo de eventos evidencian los límites de la infraestructura urbana, frente a un clima cada vez más extremo.
Mismo que provoca caos en la zona urbana y habla de lo mal preparados que estamos ante estos escenarios naturales.
En todo caso deben de ser las instituciones académicas, conjuntamente con los gobiernos municipales y estatales, quienes deben de impulsar activamente la comprensión y gestión de estos fenómenos, a través de protocolos de actuación, sistemas de monitoreo, modelos de predicción y estrategias de resiliencia urbana.
Mediante el Observatorio Hidrológico la UNAM podría alertar en tiempo real
Cabe destacar que la UNAM opera el Observatorio Hidrológico del Instituto de Ingeniería el cuál brinda monitoreo en tiempo real que permite medir la intensidad de las lluvias en puntos estratégicos del Valle de México, como Ciudad Universitaria, Coapa y Bosque Real.
Cada estación del observatorio está, alimentada por energía solar, así como cuenta con sensores ópticos láser que miden la cantidad, velocidad y energía de las gotas. Los datos se transmiten a la nube, se procesan con algoritmos especializados y se convierten en mapas de precipitación en tiempo real, que son enviados al Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) como parte de un sistema de alerta temprana para la toma de decisiones, sin embargo dicha información en este periodo de la 4T en el Valle de México, prácticamente es escondida bajo la alfombra, de otro modo serviría para prevenir inundaciones según el propio atlas de riesgo.
Evaluación inmediata de daños y activación de planes de evacuación en el Valle de México.
La población en general carece de estos protocolos y las coordinaciones de protección civil y bomberos a nivel municipal, no tienen los recursos suficientes para poder capacitar a la ciudadanía en caso de que estén inmersos en una situación de riesgo ante inundaciones y desbordamientos.
Menos aún podrían contar con el equipo necesario para prevenir inundaciones en los puntos críticos, derivado de la antigüedad de los sistemas de drenaje y su diseño que no cuenta con automatización en las compuertas de carcamos y canales.
Urbanización y cambio climático traerá lluvias más intensas
El Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático y el Instituto de Geofísica de la UNAM han documentado el impacto de la expansión urbana sobre el clima local. El efecto “Isla de Calor”, puede elevar la temperatura en zonas urbanas hasta 10°C más que en áreas rurales, lo que modifica los patrones de precipitación.
Además, la pérdida de áreas verdes y cuerpos de agua ha intensificado la frecuencia y magnitud de las lluvias en la región. Para 2050, se prevé que las grandes metrópolis del país se calienten dos grados más que el promedio global, lo que aumentará la probabilidad de lluvias torrenciales, olas de calor y otros eventos extremos.
Resiliencia urbana: mapas de riesgo e infraestructura verde
Investigadores universitarios impulsan el diseño de infraestructura verde —parques, jardines de infiltración y conservación de bosques urbanos— que permite la recarga de acuíferos, regula el escurrimiento de agua y mejora el microclima. Entre 2003 y 2006, la CDMX perdió 12% de sus áreas verdes interurbanas, lo que ha agravado el problema de las inundaciones.
Por lo que sin duda en un futuro cercano se deberán de tomar decisiones importantes para preservar la infraestructura verde de la CDMX y el EdoMéx, con ello frenar el cambio climático.
Es de vital importancia que se puedan construir legislaciones comunes para blindar el Valle de México de catástrofes como la tromba de hace unos días.
