![images (31)](https://pendulonline.com.mx/wp-content/uploads/2021/02/images-31.jpeg)
México.- El Hospital Psiquiátrico conocido como “La Castañeda” fue mandando construir por órdenes del entonces presidente Porfirio Díaz, el cual se convirtió en un verdadero infierno para todos aquellos que fueron internados ahí.
Historias horribles se contaban de aquel lugar, después de muchos años decidieron demolerlo para México olvidara que alguna vez existió. sin embargo, aún hay suficiente evidencia de lo ocurrido en ese lugar.
La información presentada a continuación fue rescatada del libro “Los pacientes del manicomio La Castañeda y sus diagnósticos”, esta es una historia que el pueblo de México quiere olvidar, pero es imposible.
Como todos sabemos, a pesar de las cosas malas que haya hecho, durante el Porfiriato hubo muchos cambios en el país, con ellos el presidente esperaba llevarnos hacia el progreso, por esto, Díaz pensaba que no podía existir un país desarrollo sin un verdadero hospital psiquiátrico, como lo había en múltiples ciudades de Europa. por ello mandó construir un edificio basado en la arquitectura del hospital psiquiátrico parísino Charenton, consiguió que un amigo suyo, que era un empresario pulquero, llamado Ignacio Torres Adalí, le vendiera una gran extensión de la hacienda La Castañeda, en Mixcoac, el cual fue imaginado desde un principio como un hospital de primer mundo.
Así fue planeado para funcionar como un hospital que propiciara el ejercicio profesional de la psiquiatría, que en esta concepción influyó bastante el doctor Eduardo Liceaga, precursor de la psiquiatría moderna en México. En el lugar se pretendía concentrar a los pacientes psiquiátricos recluidos en casas de asistencia, internados en condiciones inadecuadas, como en el hospital de San Hipólito y del Divino Salvador.
La construcción del manicomio fue diseñado por el arquitecto militar Salvador Echegaray, fue encargado al ingeniero Porfirio Díaz hijo y contó con el apoyo de Luis León de la Barra para inspeccionar la obra. La construcción inició en 1908 y tendría una extensión de 141,662 m².
La Castañeda abrió sus puertas el 1 de septiembre de 1910, como parte de los festejos de la Independencia mexicana. a la inauguración asistió el presidente Porfirio Díaz y la Alta Sociedad mexicana, muchos estaban seguros de la apertura de este lugar sería el inicio de una nueva era en la atención de la locura del país.
El nuevo nosocomio gozaba de una amplia extensión de terreno, permitió que el lugar tuviera hasta 23 pabellones en los que se asisitiría a los enfermos, lo que nadie sabía en ese momento es que ya todos estaban pensando en revelarse contra Porfirio Díaz, y este evento sería de los últimos a los que asistiría, y que no podría cumplir su sueño de ver los resueltados de su bello hospital.
El manicomio en tiempos de Revolución
Hasta antes de la guerra todo marchaba conforme lo previsto por Porfirio Díaz, con una capacidad de aproximadamente 1200 internos, inició albergando a 779 pacientes, en su mayoría ellos sufrían epilepsia y en la primera etapa del hospital, realmente se buscaba atender las necesidades de los pacientes para su mejoramiento, además de darles asilo, ya que en su mayoría estos eran despojados y abandonados a su suerte por sus familias.
Todo esto cambiaría con el derrocamiento de Díaz, ya que el psiquiátrico comenzaría a operar con falta de recursos económicos y con la desorganización de los trabajadores, ese fue el fin de la atención de la locura de los pacientes basada en la ciencia y comenzó la atención basada en la suposición, así como malas prácticas médicas. durante ese tiempo los pacientes eran diagnosticados como alcohólicos o neuróticos y tenían una estancia de aproximadamente 4 meses.
Luego de la revolución comenzó la etapa más horrible, se comenzaron a clasificar a los pacientes en los 23 pabellones del hospital de forma inhumana y discriminatoria.
En el “Pabellón A de pacientes distinguidos”, se hospedaban los pacientes de las familias ricas que no hubieran sido remitidos por la policía y que no presentaran comportamiento agresivo, ya que aunque trabajaban como una institución pública, recibían grandes donaciones de estas familias; el B, era el “Pabellón de observación”, en este cuarto se encontraban los pacientes que residían por primera vez, sólo se quedaban durante periodos breves hasta que se les diagnosticaba y asignaba su verdadero pabellón. Claro, que los pacientes distinguidos no pasaban por este lugar en su primera visita, ellos eran enviados a su pabellón particular, y tampoco pasaban por él, los pacientes que eran llevados por la policía; el C, era el “Pabellón de los pacientes peligrosos”, esta área estaba destinada a los pacientes más agresivos y los criminales que eran remitidos por la policía; en el D “Pabellón de epilépticos”, se encontraban todas las personas que sufrían esta enfermedad; en el E, era el “Pabellón de imbéciles”, destinado a pacientes con un evidente retraso mental; en el F, “Pabellón de pacientes infecciosos”, aquí se recluía a los pacientes que habían sido confirmados con algún tipo de enfermedad infecciosa, como tuberculosis, sífilis, lepra o fiebre tifoidea, al igual que también aquí se llevaban a las mujeres que trabajaban como sexoservidoras, sin que se confirmara que tuvieran alguna enfermedad.
Si los médicos consideraban que un paciente tenía un comportamiento inapropiado, los bañaban con agua helada, e incluso los encerraban por días en sitios húmedos y llenos de ratas. A pesar de todo lo mencionado, este lugar fue considerado como un parteaguas para la psiquiatría en México.
La Castañeda cerró sus puertas el 29 de junio de 1968, por orden del entonces presidente Díaz Ordaz.