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Editorial
El desempeño del PRI en la elección ayer en Coahuila e Hidalgo deja una lección a los militantes del tricolor, ni todos los triunfos, ni todos las derrotas son para siempre.
Aún con la presidencia de la república, colmada del respaldo social, Morena demostró lamentablemente que todavía no es un partido y menos que pueda articular una estrategia electoral que sustente una visión ideologica del país que quieren los Mexicanos.
Producto en mucho del marasmo político por la pugna al interior de los grupos por la dirigencia nacional, Morena no tiene una narrativa lógica de como perdió ante el PRI, no es posible que tras casi dos años de administración federal se hayan acabado el bono social que el presidente atrá ves de Morena construyó por más de 18 años.
El presidente hace unos meses señaló que la oposición estába “moralmente derrotada”, y entonces que pasó? Morena se negó a ganar o se le acabó el bono electoral, las negligencias se quedarán en el escritorio de Ramirez Cuellar, aunque cada una de las corrientes tenían interés en Hidalgo y Coahuila, se les vio dando el espaldarazo a sus candidatos, incluso algunos se trasladaron a dónde les interesaba ganar.
Sin Andrés Manuel en la boleta Morena se vio endeble, se reconoció mortal, no fue lo mismo que en 2018, no hubo un efecto electoral, la cancha en los estados es más compleja que cuando fueron en un proceso concurrente con el Federal.
Morena, se dispuso como uno de tres en lo local, no hubo las grandes gestiones, una narrativa que pudiera hacer la diferencia, y ni con la aprehension de Cienfuégos, les pudieron replicar la paliza de la elección histórica.
La Cuarta Transformación, no ha sido en lo local un ejercicio contundente de resultados, no hay obras, pues no llegó el presupuesto de la federación que pudiera transformar las comunidades, no hay nada distinto, lo que si hay es una enfermiza obsesión por ser aceptados por una grey partidista cada vez más subida en su tabique, el movimiento que inicio Andrés Manuel López Obrador, se volcó a administrar “con lo que se pueda” la franquicia, más que a concretar el proyecto que se advertia se mantendría por más de una década a candidatos y ciudadanos sumados al proyecto del Tabasqueño.
Al interior Morena se devela sin estructura, sin reglas ni mecanismos institucionales que tiendan a perpetuar un movimiento, más que el poder de los fundadores, que institucionalicen la llamada lucha de izquierda con ese espíritu de clase que se presentía por una formación ideologíica de transformación pacífica.
Morena, en 2020 es una suerte de iluminados en la que pocos han aprendido a ser competitivos en sus tareas y en su proceder, y los que pretenden continuar con la intención de enmendar a Morena se topan con un partido político pasmado, un lugar irreconocible dónde la ley del más fuerte se impone a las causas sociales.
El PRI se manifestó como “el de siempre“, con una maquinaria electoral en el que más que abanderar una bandera ideológica y de causas, se comprende en alianzas locales y la operación política que le permite mantener su estatus histórico.
Después de la llegada de la 4ta transformación, el PRI se predecía en vías de extinción, algunos los más avesados lo señalaban más pequeño que el PRD, del PRI que ganó en 2012 quedaría solo el recuerdo, advertían que no les quedaría ningún espacio de importancia.
El ejercicio propagandístico de las conferencias mañaneras se erigía como la mejor forma de señalar a la mafia del poder, misma que según está narrativa dejó de hacer por el país y que inevitablemente tendría a ser parte de la chiquillada.
Morena, en 2018 le daba el golpe mortal al PRI en una democracia endeble, a modo; Morena, con Honestidad Valiente tendría un gobierno legítimo emanado de la voluntad popular, mismo que con sus acciones elementales no ha sabido alcanzar las cifras que comprometió, al contrario de lo que se pensó Andrés Manuel no supo conciliar con los planes a largo plazo del país y cortar la cabeza a la corrupcion, más bien se obligó a si mismo a Impulsar una transformación al fragor de la amenaza legal y el corte de recursos.
Al interior, el proceso electoral interno de elección de Morena “los dejo sin baterías“, se dió un empate técnico para la presidencia, y para la secretaría General una vacilada, ya que el primer lugar, tendría que ceder por cuota de género.
Morena, alistó cambios impulsados en la cámara federal, por ser de interés de la nación, pero sobre todo para darle forma a la idea de nación de Andrés, no para darle credibilidad.
El PRI se creció, pero será parte de una tendencia a nivel nacional? o solo es un espasmo de luz en la oscuridad?, Será cuestión pragmatica de los liderazgos priistás que fueron más contundentes que los Morenistas con recursos y poder?.
Se repetirá el efecto en 2021, se lograrán espacios en el congreso suficientes para darle contrapeso al país?, El presidente aceptará los resultados en estos dos Estados o caerá en la negación y en un acto conspirativo?.
Se le olvidó a Morena que la Pandemia lo dejo en evidencia, no apoyó a los más necesitados, se quedó petrificado, no hubo oportunidad para que la cuarta Transformación pudiera evitar la muerte dramática de más de 80 mil Méxicanos muertos muchos de ellos que no creyeron en la pandemia porque “López” no usaba cubrebocas.
La Pandemia nos dejó recuerdos difíciles y un futuro incierto, es ahí donde la nostalgia del PRI, hizo que llegara la revancha, habrá que entender que en 2018 el pueblo de México no voto por AMLO sino “En contra del PRI”, los mexicanos se sentían enojados, culpables por un sexenio que se presentaba sin duda, como el de mayor corrupción, con la inseguridad y las muertes en aumento, con una clase política empecinada en imponer sus ideas de inversión, pero al final con rumbo.
Hoy el 80 porciento de las familias no tienen acceso al internet para los estudiantes de casa, que tras la pandemia mundial por Covid-19, están inmersos en una crisis económica derivada de las malas desiciones del actual gobierno, con una política económica sin rumbo, con perdida de empleos y vidas, con menos esperanzas que al principio del sexenio.
Con la entrega incluso al vecino del Norte de el exsecretario Cienfuegos, con Tomás Zeron de fuga por el caso Ayotzinapa, cuando el titular del gobierno de Guerrero Angel Aguirre, renunció discretamente y nunca ha sido requerido para declarar.
Con un Emilio Lozoya extraditado pero sin un caso bien sustentado para que señalará hacia el pasado reciente, con fundamentos, con un presidente que pensó que el país podría ir a su paso pero que ya lo superó.
Por eso el PRI tiene oportunidad de regresar, tal ves no sea el mejor camino para alcanzar un camino de crecimiento y de legalidad, pero sin duda parece mejor que caer en la insospechada esperanza de que lo peor aún no pasa.