Editorial
La conversación ya no es la misma, a partir del asesinato del alcalde de Uruapan Carlos Manzo, no sirvieron los bots de siempre, ni las estrategias de comunicación para evitar algo que iba a suceder de todas formas en algún momento, la ejecución de Carlos Manzo rompió el ánimo social.
Acostumbrados a desestimar la discusión pública, el régimen no pudo evitar que la ciudadanía trasladara este hecho en una emoción de indignación y coraje, eso pasó cuando mataron a Colosio, cuando la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, cuando apareció el ejército zapatista en Chiapas.
La narrativa cotidiana, dónde la gente cree en todo lo que se niega desde palacio nacional aunque sea evidente, ya no pasa desapercibida; este es un colapso del ánimo social y del aparato de propaganda de Morena.
El asesinato de Carlos Manzo nos hizo recordar los diamantes de seguridad que habría burlado el asesino solitario del candidato del PRI en lomas taurinas, todos supimos que los escoltas asignados por el PRI del grupo tucán, gobernación y el Estado Mayor Presidencial no llevaron a cabo su trabajo para cuidar la integridad del candidato presidencial.
El magnicidio ocurrido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, puso en evidencia que no solo había sido el asesino solitario fueron todos, el culpable no tiene un solo rostro fue “Fuente Ovejuna”, fue una acción concatenada donde por acción o por omisiones se dejó solo al candidato en una trampa perfecta.
Tras el asesinato de Colosio, incluso se creo una fiscalía especializada para resolver el caso, con Carlos Manzo el fiscal general de la república Alejandro Getrz Manero ni siquiera ha atraído la investigación al ámbito federal.
Omar García Harfush tratando de explicar que en un evento abierto resultaba imposible “revisar a todos”, generó suspicacias acerca del conocimiento en materia de seguridad personal que tiene el súper secretario y sí en el discurso de echarle la culpa al PRIAN y la negación de la responsabilidad, la ciudadanía rompió el silencio ante una negación poco creíble, con 14 escoltas del gobierno nadie tenía anillos de seguridad, ni siquiera en su perímetro personal, de pena sabiendo la historia del abuelo y del padre del Batman mexicano.
Manzo, fue ejecutado por un asesino en plena plaza pública en la celebración del festival de las velas este día de muertos, sin que hubiera un chaleco antibalas, sin que hubiera francotiradores cuidandolo, solo él y su lucha frente a su familia.
El caso Manzo rompió la narrativa que tenía en una burbuja de cristal al gobierno federal, en cada entrevista pedía a la presidenta apoyo para acabar con la extorsión de los carteles a los productores de aguacate y limón, a los comerciantes que eran extorsionados por el cobro de piso.
Además Manzo, “Rompió los Moldes”, porque fue un candidato independiente que juntó firmas ciudadanas y ganó sin apoyo de los partidos, sin recibir linea, el alcalde de Uruapan señaló que los carteles estaban en los cerros, en campos de entrenamiento para Colombianos y Venezolanos y que cobraban piso a los productores.
El régimen respondió responsabilizando al gobierno de Felipe Calderón y al de Enrique Peña Nieto de la violencia en Michoacán, señalando que la guerra contra el narco y la ocupación de Alfredo Castillo como superdelegado habrían acrecentado el escenario de violencia, pero borran los 7 años de la Cuarta Transformación.
La reacción fue generalizada y a partir de ahí, las cortinas de humo serán cada vez menos efectivas. La gente ya no compra cualquier cosa. Y cuando un gobierno pierde credibilidad en la conversación digital, empieza a perder una parte de la percepción pública.
La peor crisis de Salinas de Gortari fue el asesinato de Colosio, la peor Crisis del Gobierno de Fox fueron los Zetas y la corrupción en las empresas ligadas a los hijos de Martha Sahagún, la peor crisis de Calderón fue la gran cantidad de muertos y violencia tras la decisión de legitimarse mediante la lucha contra el narco, a Peña la fuga del Chapo, la desaparición de los 43 y la casa blanca le adelantaron el fin del sexenio.
Sin embargo, el régimen pretende saltarse seis años de violencia, con la política de “abrazos no balazos” de Andrés Manuel López Obrador, pretende que olvidemos el culiacanazo donde liberó el propio presidente a Ovidio Guzmán, los Miles de muertos y desaparecidos la militarización de las calles con la guardia nacional sin resultados.
Este sexenio es jóven pero sigue ligado a la continuidad de un proyecto que ya no es creíble, y que daña al país, el gobierno de EUA señala que estamos gobernados por el narcotráfico, y el régimen se obstina en defender un sexenio que ya se fue; como en todos los estados del país el sistema está configurado para la versión sexenal de “Viva el rey y muera el rey”, por lo que es tiempo extra tratar de darle continuidad a un presidente que ya se fue. él en su tiempo fue e hizo y la historia lo juzgará.
Repito el sistema político de éste país no está configurado para mantener una idea del pasado, y mientras el régimen pretende que asi sea estarán condenando al país y a la propia presidenta a estar librando batallas sin el carácter y la estatura política que debemos de tener en el ejecutivo ante casos como el asesinato de Carlos Manzo en Michoacán.