
Editorial
Tras el anuncio de que este 4 de marzo entrarán en vigor aranceles del 25 por ciento a todos los productos mexicanos y después de una semana, donde la presidenta Claudia Sheinbaum hizo uso de todos “Los tributos”, mandó señales para frenarlo, aunque por cierto la decisión del presidente Donald Trump finalmente estaba tomada.
La estrategia del bloff usada en su primer mandato cambió y viró, confirmando que en esta nueva versión Trump nadie está por encima de una decisión desde la casa blanca.
En unas cuantas semanas Trump logró levantar la estrategia de abrazos no balazos, misma que al mando de Omar García Harfuch en un solo día localizó 12 narco laboratorios en Sinaloa.
Trump entregó una tarjeta en blanco al gobierno mexicano para solicitarle personal del ejército para cuidar la frontera, pidió cerrar el paso a las empresas de autos eléctricos de China, pidió que le entregarán a los narcos y a los empresarios les pidió colaboración.
Con que negoció Trump para doblar al gobierno de México?
Donald Trump, supo negociar con el ego de una administración que pretendió ser la segunda parte de una llamada transformación que nunca llegó, y esa resultó la causa principal para lapidar la posibilidad de negociación.
La presidenta desde el primer día de su administración defendió a capa y espada lo bueno y lo malo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuestión que la dejo sin personalidad y sin oxígeno para la negociación, más aún confrontada con la nueva administración estadounidense.
Tras la detención en suelo americano del capo de capos” Ismael el Mayo Zambada“, de la mano de uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, unos meses antes de la entrada de Trump pondría al gobierno mexicano contra las cuerdas al no tener la voluntad del gobierno americano para avisar de una operación de tal magnitud.
Tras la perdida de confianza, los niveles de comunicación entre ambos países fue nulo, y con las bravuconadas del ex presidente para sacar a los agentes de la DEA, la presidenta y la secretaria de gobernación no obtuvieron respuesta de las instituciones americanas respecto de como se dio la extradición, ya eso en sí era una afrenta al gobierno mexicano, ahora imposible pensar que la presidenta mando a sus emisarios para dar un tributo de buena voluntad entregando al “Cartel Mexicano de los Sapos” en pleno a la justicia gringa sin obtener nada a cambio.
Entregaron también, la posibilidad de que vuelos de aeronaves de inteligencia estadounidense tomarán datos en el territorio de los carteles, sin supervisión mexicana y mas aún la versión de la presidenta con “@” es que ella misma se lo solicitó a los americanos.
La cantaleta de”colaboración si, sumisión no, y de que no somos colonia”; y que nos ponemos al tu por tu, se acabó en dos minutos y ahora con todos los sapos en cárceles del norte, lo único que se esperaría es que no embarren a nadie de la clase política de Morena antes de que Donald Trump decida que no es suficiente y mandé por alguien más.
México, y su dignidad se están viendo opacadas para salvaguarda de un ex presidente y su grey que estarán así hasta que el ministerio de justicia de EUA, de a conocer a los sucesores de todos los carteles y tras ese paso saber si ya existe un principio de orden.
La presidenta quedará en muy mala posición, pero con plan “B”; pues ante la entrega de los capos, lo que le queda por negociar es que vengan los gringos por los líderes de los carteles por sus propios medios, lo que provocaría un conflicto de dimensiones amplias por la cantidad de armamento y recursos que podrían tener los integrantes del crimen organizado en México, lo que con la operación limpieza poderes darle una salida decorosa a la 4T, antes de que algún jefe de jefes hablé de su identidad arropada con Morena y AMLO.