
Por: Luis Ayala Ramos
Nezahualcóyotl, EdoMéx.- Como ya es costumbre cada temporada de lluvias, operadores de la Ruta 69 que circula por el Periférico Oriente volvieron a organizarse para desalojar el agua estancada a la altura de la Alameda Oriente, ante la lentitud y omisión de las autoridades del Estado de México y de la Ciudad de México.
Cansados de esperar respuestas oficiales, los transportistas compraron tres bombas sumergibles, dos de gasolina, una planta generadora de luz y una manguera de 100 metros, con las que lograron extraer entre 60 mil y 80 mil litros de agua acumulada en ese tramo crítico del Periférico, que conecta con vialidades como Bordo de Xochiaca y la autopista Peñón-Texcoco.
Además, adquirieron concreto frío para rellenar las separaciones estructurales entre losas del puente vehicular, las cuales se convirtieron en canales de acumulación de agua que empeoraban los encharcamientos. Con esta medida preventiva, lograron mitigar filtraciones y reforzar la seguridad del paso elevado.
La inundación de este punto es un problema recurrente que lleva años sin ser resuelto. El paso, donde no existe infraestructura de drenaje pluvial, se convierte en un lago artificial que tarda días, incluso semanas, en secarse por sí solo, provocando pérdidas de tiempo, retrasos y accidentes.
“Ya no podíamos seguir así. Por ese tramo tardábamos hasta tres horas en pasar, cuando normalmente son cinco minutos. Decidimos juntar recursos y hacerlo nosotros, porque nadie más lo va a hacer”, contó uno de los choferes que participó en la jornada de desagüe.
Gracias a la intervención de los operadores, la circulación se restableció en cuestión de minutos, mejorando la movilidad de miles de usuarios que diariamente transitan por esta vía.
Cabe señalar que esta labor de los choferes de la Ruta 69 comenzó desde la temporada de lluvias del año pasado, cuando el entonces dirigente Luis Enrique Ávalos Bazán impulsó estas acciones como respuesta a la falta de atención gubernamental. Desde entonces, la organización y el mantenimiento voluntario por parte del gremio transportista se ha mantenido cada vez que inicia el temporal.
La falta de acción por parte del gobierno ha obligado a los choferes a desarrollar incluso estrategias nocturnas para rellenar baches con gravilla en varios puntos del recorrido, a fin de evitar daños mecánicos a sus unidades.
“El problema no es nuevo y cada año es lo mismo. Las autoridades vienen, prometen que lo van a arreglar, pero no pasa nada. Si no lo hacemos nosotros, el agua ahí se queda semanas”, denunciaron los operadores.
Vecinos y usuarios han aplaudido el esfuerzo de los choferes, pero también exigen que los gobiernos estatal y federal dejen de eludir su responsabilidad y construyan un sistema de drenaje pluvial adecuado en la zona.
Mientras tanto, los trabajadores del volante continúan organizándose con recursos propios para garantizar el servicio de transporte, sin el respaldo de ninguna instancia oficial.
