Por Alejandro Carrillo.
Antes de la pandemia que se ha llevado más de 70 mil Méxicanos en un momento lleno de respaldo social el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciaba que el 15 de septiembre la Lotería Nacional para la Asistencia Pública llevaría a cabo el sorteo de 100 premios de 20 millones de pesos equivalentes al valor del avión presidencial.
En la mañanera repleta de los periodistas más cómodos se decía que el dinero que se obtuviera estaría destinado para la compra de equipos médicos de alta especialidad, de los que se necesitaban en hospitales del país, en una crisis que provocó la desaparición del seguro popular. según porque el sistema de salud se encontraba en un deterioro estructural.
Este popular anuncio se daba con la capacidad moral de la 4t; justo antes de que la falta de ventiladores e insumos médicos y la falta de presupuesto para hacer pruebas llevará a una desaparición masiva de Méxicanos.
La rifa se daría “antes”, pero no se pudo se tuvo que posponer, por una desafortunada crisis de salud que dejó al descubierto la falta de tecnología y de una política de estado que pudiera controlar la pandemia, hasta el punto en que las cifras del Covid-19 opacaron a los muertos por la violencia en el país, dónde se les acusa con su mamá, y si es preciso ir hasta Badiraguato para hacerlo se hace, aunque los malintencionados, señalen que es una coincidencia llegar hasta la casa de los niños desobedientes que pusieron de rodillas al Estado.
En esa rimbombante conferencia de prensa matutina “el procer desterrador de la corrupción y la impunidad”. explicó que el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado aportaria 2 mil millones de pesos para pagar los premios, cuestión que no sonaba muy lógica, pues que necesidad habría de invertir dinero bueno al malo, si después de un año no se pudo vender el avión presidencial, el mismo que no tenía “Ni Obama”, se resolvería con el apoyo del “pueblo bueno”.
La distribución de los billetes lo hicieron 84 organismos de venta foráneos; 50 expendios locales; 310 vendedores ambulantes en el Área Metropolitana; 2 mil 658 vendedores ambulantes en toda la República Mexicana y más de 6 mil subvendedores a nivel nacional.
Bueno esa era la apuesta, pero al final de los más de 6 millones de boletos para financiar el pago de 3500 millones de pesos del avión presidencial, para que pudiera ser propiedad del Estado Méxicano solo se vendieron 2 millónes.
El avión Presidencial es propiedad de Banobras y está en una modalidad de leasing con la SEDENA, en un estimado hasta hoy llevaríamos gastados 1833 mdp (millones de pesos) y el gobierno de México tendría que pagar 2700 mdp mas hasta el año 2027; es decir que el costo para el pago total de la aeronave debe de oscilar en los 4533 mdp a esta cantidad habrá de añadirle el 20% que es lo que deberías pagar al final para que el avión sea tuyo en cualquier arrendamiento por un leasing, en realidad el costo real estaría en el orden de los 5500 mdp más los gastos de mantenimiento y resguardo.
Partiendo de esa operación, nuestro gobierno planteó que lo podría pagar con la venta de 6 millones de “Cachitos” con un costo de 500 pesos el gobierno podría recuperar un promedio de 3 mil mdp.
Pero ohh sorpresa!! ya que no se vendió el volumen de los boletos para financiar el pago del avión presidencial, entonces que sentido tendría para el estado rifarlo?, primero hablemos claro “no se va a deshacer del armatoste”, segundo sino es rentable para el estado la recuperación del capital para pagarlo para que lo rifas? , tercero sino le va a ser políticamente rentable hacer ver a Andrés Manuel, qué ni la pensión de los expresidentes, ni la desaparición del seguro popular, ni el despido de cientos de plazas del gobierno federal, ni la cancelación de la compra de medicamentos, ni la desaparición de los fideicomisos públicos, sería tan costoso como el error de rifar un bien público, sin haber previsto que “el pueblo está tan mal económicamente por la pandemia”; que no nos pasa por la cabeza dejar de subsistir para darle gusto al presidente comprando “un cachito de ilusión”, cómo cuando los españoles nos cambiaron “el oro por espejitos”.
La bronca, lo dijimos desde un principio es saber abajo de que alfombra va a esconder el avión presidencial durante los próximos 4 años, no menos (citando al clásico) hasta 2021 a lo mejor la apuesta de la 4ta transformación es “la magia del Mutis”, pues desde que no se habla de “Lozoya” no se sabe si sigue vivo y menos aún si ya “Canto”, y de la extradición del César Duarte tampoco se sabe si ya devolvió lo robado o solo es un acto de prestidigitacion para, apostar al olvido tal y como la presa de Chihuahua se quiere olvidar con la rifa del avión presidencial.